Tomar el sol de forma segura
¿Con ganas de disfrutar del sol y lucir moreno? ¡Por supuesto! Pero este año vamos a hacerlo de forma responsable para que tu familia goce de los beneficios del sol sin riesgo.
Entre otras virtudes, el sol mejora el ánimo y fortalece los huesos, pero también acelera el envejecimiento de las células y es el principal causante del melanoma. Dos caras de un astro sin el que no podríamos vivir. Sus beneficios:
- Nos levanta el ánimo, ya que los rayos del sol son esenciales para que fabriquemos serotonina, un neurotransmisor relacionado con al sensación de bienestar.
- Produce vitamina D, esencial para fortalecer nuestros huesos, mantener a raya la tensión arterial y activar nuestro sistema inmunológico (las defensas). Un 90 % de la que necesitamos se obtiene de la exposición al sol y el 10 % restante de la alimentación. Por eso, la Comisión Europea recomienda tomar el sol 15 minutos al día (exponiendo la cara y los brazos es suficiente), varias veces por semana para garantizar la correcta sintetización de esta vitamina.
¡Cuidado con el sol!
Los efectos dañinos del sol en la piel son provocados primeramente por la radiación UV:
- La radiación UVB estimula el bronceado en particular, pero también es la causa principal de las quemaduras solares.
- La radiación UVA, es más peligrosa porque no causa dolor y penetra más profundamente en la piel. Acelera el envejecimiento de la piel y puede provocar la intolerancia al sol, conocida normalmente como alergia solar y enfermedades pigmentarias (melasma, manchas).
Las radiaciones UVB y UVA pueden causar también alteraciones en el corazón de nuestras células y provocar daños en su ADN. Si este daño invisible se repite, pueden a largo plazo provocar el desarrollo de cánceres de piel. Por eso, es primordial prevenir. Según el Institut Català d’Oncologia, más del 80 % de casos de melanoma se podrían prevenir, una enfermedad que en los últimos años ha experimentado un considerable aumento. Cada año se registran unos 5.000 nuevos casos de melanoma en España, la mayoría en personas de entre 40 y 70 años, y está asociado a episodios de quemaduras solares acumulados a lo largo de la vida. Por ello es tan importante protegernos del sol desde la infancia.
¿Cómo estaremos protegidos?
Lucir un bronceado de infarto sin poner en peligro nuestra piel y nuestra salud es posible según la doctora María Romero Rodríguez, médica estética en el Hospital Vithas Nuestra Señora de Fátima (Vigo). “Entre las múltiples funciones de nuestra piel está la de protegernos frente a agresores externos, entre ellos, la radiación solar. El bronceado es un mecanismo de defensa que pone en marcha para protegerse de la radiación ultravioleta, aunque no es suficiente para evitar los efectos nocivos que conlleva esta exposición”, explica, y da las siguientes recomendaciones a la hora de exponerse al sol:
- Evitar la exposición solar en las horas centrales del día. Debemos ponernos al sol poco tiempo y de forma progresiva, mejor a la sombra.
- Secarse bien después de cada baño, ya que la piel mojada aumenta el riesgo de quemaduras.
- Utilizar cremas con factor de protección solar elevado (30 a 50+).
- No usar productos de años anteriores y respetar la fecha de caducidad una vez abierto el envase.
- Aplicar el fotoprotector solar 20 minutos antes de exponerse al sol, y renovarlo cada dos horas y después de cada baño o en caso de transpiración abundante.
- No escatimar producto: aplicar una capa generosa de crema que cubra bien toda la superficie de piel que queremos proteger, sin olvidar zonas como orejas, empeines, parte posterior del cuello, etc.
- La crema solar debe aplicarse también en días nublados, aunque nos mantengamos en la sombra, porque el sol se refleja en las distintas superficies (arena, la nieve, el cemento y el agua) y también nos afecta.
- Se puede complementar la protección y potenciar el bronceado con una buena alimentación rica en frutas y verduras.
Los niños y embarazadas son más vulnerables
Los niños tienden a pasar más tiempo al aire libre, en la playa o la piscina, y se suelen bañar con más frecuencia, por lo que tienden a quemarse más fácilmente. Por eso los adultos debemos estar más pendientes de ellos. La Dra. María Romero recomienda:
- Aplicarles un fotoprotector alto y reponerlo con frecuencia.
- Protegerlos con ropa opaca y seca, gorros y gafas de sol.
- Los menores de 3 años no deben exponerse directamente al sol.